La violencia es “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” (OPS, Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, 2001).
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”.
De las anteriores definiciones, podemos concluir que son elementos de la violencia:
El uso deliberado o intencional de fuerza o poder;
En grado efectivo o de amenaza;
Puede ejecutarse contra sí mismo, o de manera interpersonal o colectiva;
Causa o puede causar muerte, lesiones, daños psicológicos y/o problemas de desarrollo.
La mayor parte de los actos violentos no son mortales, sino que tienen como consecuencia lesiones, trastornos mentales y reproductivos, infecciones de transmisión sexual y otros problemas, los que pueden ser transitorios o permanentes.