La igualdad de género como objetivo prioritario de desarrollo fue recogida entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que derivaron de la Declaración del Milenio. La formulación del Objetivo 3 urge a los Estados a “Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer” a través de la meta de “Eliminación de las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de enseñanza antes de 2015”. Asimismo, la igualdad de género está presente en otros objetivos, incluyendo “Erradicar la pobreza extrema y el hambre” (Objetivo 1), “Lograr la enseñanza primaria universal” (Objetivo 2) y “Mejorar la salud materna” (Objetivo 4).
Pese al avance que consideró la incorporación de la igualdad de género dentro de los ODM, tras 15 años de vigencia, ningún país en el mundo había alcanzado la igualdad sustantiva para las mujeres y las niñas. En consecuencia, se llevó a cabo un examen crítico del potencial de este instrumento para el logro de la igualdad de género, al no incorporar explícitamente dimensiones cruciales de la desigualdad de género, como: “el trabajo doméstico no remunerado, la violencia contra las mujeres y las niñas, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, el acceso de las mujeres a los bienes, la desigualdad salarial por razón de género y la igualdad de participación de las mujeres en todos los niveles de adopción de decisiones” (Naciones Unidas, 2013). Además, se ha enfatizado la necesidad de que las acciones desarrolladas en el marco del cumplimiento de los Objetivos consideren los factores estructurales de la desigualdad de género, incluyendo el conjunto de estructuras discriminatorias plasmadas en leyes, normas sociales, prácticas y estereotipos.