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¿Por qué hablamos de feminismo?

Como estudiamos la semana pasada más allá de las diferencias biológicas entre mujeres y hombres es la propia sociedad que construye, en base al sexo, una serie de estereotipos de lo que es el ser hombre y ser mujer, lo que tiene como consecuencia la asignación de ciertos roles a desempeñar por cada uno, tanto en el ámbito público como privado.

Pero...

¿Cuál es el problema que las sociedades tengan visiones estereotipadas de lo femenino o masculino? ¿Cuál es el problema que se atribuyan ciertos roles o tareas diferenciadas a los hombres y las mujeres?

Es que ello a lo largo de la historia ha situado a la mujer en una situación de inferioridad, dependencia y subordinación respecto del hombre, ya que estos estereotipos y roles de género son producto de una configuración de carácter patriarcal de la sociedad, la que da una mayor valoración a las características supuestamente masculinas (por ejemplo, liderazgo, fuerza) frente a las supuestamente femeninas (asertividad, dulzura, emocionalidad) o bien un reconocimiento económico al trabajo fuera del hogar, por sobre el trabajo doméstico, de cuidado o crianza.

Para entender cómo se ha planteado esta situación de desigualdad a lo largo de la historia es que estudiaremos brevemente cuál ha sido la evolución del movimiento feminista, ya que ello nos permitirá ver como se surge el cuestionamiento que se hace actualmente de  la situación que la sociedad impone a la mujer.