Surge a finales del siglo XIX del neologismo francés féminisme formado a partir de la palabra latina "femina" y el sufijo "isme".
La primera vez que se utiliza este término, tiene lugar en el año 1871 en el ámbito de la medicina, cuando un estudiante de medicina Ferdinand-Valérie Fanneau de la Cour, lo utilizó en su tesis titulada “Du fèminisme et de l'infantilisme chez les tuberculeux” (Del feminismo y el infantilismo en los tuberculosos) aludiendo a una patología que aquejaba a los varones que sufrían tuberculosis. Según su tesis, en ellos se producía una detención del desarrollo del cuerpo, lo que derivaba en el debilitamiento del individuo enfermo y una feminización del cuerpo masculino.
Posteriormente en 1872, Alexandre Dumas hijo, escritor y dramaturgo, retomó el término, ahora con un sentido político, en sus panfletos titulados Feminismo y El hombre-mujer los que se pronunciaban en contra del movimiento de mujeres que en aquella época demandaba el acceso a sus derechos ciudadanos, desprestigiando a los varones que las apoyaban calificándolos de “feministas”.
En 1880, fue la sufragista francesa Hubertine Auclert quien utiliza el término para referirse a los movimientos que buscaban la justicia social y política para las mujeres. |
Por su parte, el Diccionario de la Lengua Española recogió por primera vez el neologismo en el año 1914 y lo definía como, “Doctrina social que concede a la mujer capacidad y derechos reservados hasta ahora a los hombres.”[4], definición que fue recientemente modifica en el año 2017, que la define como “Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.
De acuerdo a Victoria Sau Sánchez en su Diccionario ideológico feminista, se entiende por feminismo al “Movimiento social y político que se inicia formalmente en el siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo humano, de la opresión, de la dominación y explotación que han sido objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado, bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberalización de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que ella requiera”[5].
[4] Conforme a lo señalado por Soledad Puértolas Villanueva, integrante como académica de número de la Real Academia Española en su intervención el 8 de marzo de 2017 en la mesa redonda organizada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Español.
[5] Profesora de Psicología Diferencial en la Universidad de Barcelona, Diccionario Ideológico feminista Icaria Editorial S.A. BARCELONA 2000 p.121.