Segregar es separar, en este caso a los hombres y mujeres en el ámbito del trabajo.
La segregación de género en el ámbito del trabajo implica un acceso diferenciado entre hombres y mujeres a ocupaciones y puestos de trabajo, ramas y categorías ocupacionales. Lo que determina:
- Un acceso limitado a trabajos masculinizados.
- Un mayor acceso a trabajos feminizados (con una menor remuneración).
- Una menor calidad del empleo femenino (generalmente más precario, jornadas parciales).
- Su evolución (menor acceso a cargos de dirección, una carrera laboral a veces interrumpida por maternidad por lo que se les estima menos competitivas).
- Al mismo tiempo afecta la relación con el trabajo reproductivo (se ven obligadas a posponer la maternidad), el ocio (menor posibilidad ya que asumen igualmente gran parte de las tareas domésticas lo que se conoce como “doble jornada”) y escasa participación ciudadana (su incorporación a la vida sindical, gremial y política es escasa por la falta de tiempo debido a que privilegian la vida familiar).