Si atendemos a una raíz etimológica, tanto la expresión ética (del griego ethos), como la expresión moral (del latín mores), significan costumbre. Con todo, actualmente podemos realizar una diferenciación entre ambos.
Desde una perspectiva filosófica, la ética es el estudio filosófico y teórico que se realiza respecto de los principios que inspiran la actuación de las personas. Por su parte, mediante la expresión moral se significa el análisis práctico de las actuaciones humanas, en orden a determinar la adecuación de estas a ciertas prácticas y costumbres.
Sobre el particular, Leonardo Boff señala que “percibimos que ética y moral no son sinónimos. La ética es parte de la filosofía. Considera concepciones de fondo, principios y valores que orientan a personas y sociedades. Una persona es ética cuando se orienta por principios y convicciones. Decimos entonces que tiene carácter y buena índole. La moral forma parte de la vida concreta. Trata de la práctica real de las personas que se expresan por costumbres, hábitos y valores aceptados. Una persona es moral cuando obra conforme a las costumbres y valores establecidos que, eventualmente, pueden ser cuestionados por la ética. Una persona puede ser moral (sigue las costumbres) pero no necesariamente ética (obedece a principios) (Boff, L., Ética y Moral).
Así las cosas podemos realizar el siguiente cuadro comparativo: